sábado, 8 de marzo de 2014

Basta de llorar que está saliendo el sol

01. Después de casi un mes de recorrer la ciudad, viajo ahora hasta Quilmes. Para los que van a trabajar o bajan en la universidad debe ser hasta rutinario, pero para mi la velocidad del 159 cuando toma la autopista, las torres del docke sólidas en su intento diario de quebrar cualquier horizonte y el equilibrio de colores y de olores de árboles y flores cuando bajás en el barrio Paque de Bernal son el corte de esa parte de la ciudad, de las ciudades. Eso y escuchar el tren cuando retoma viajes después de descansar algunos minutos en la estación.

02. Tocar el timbre de tu casa y que vos no estés. Que se abra la puerta y no encontrarte sobre el segundo escalón con tu pelo hecho un desastre y tu lentes de marco grueso. No tener ahí ningún abrazo. Saber donde está cada elemento en la cocina. Saber que aprendí con vos dónde están los termos, los vasos y cada una de las especias. Usar la tabla verde porque la roja es para carnes. Saber que papá va a prender el extractor de aire cuando ponga la olla. Hablar con tus viejos de vos, de ellos, de mí. Contarme desde alguna parte. Abrazar a tus perras, a las tres: Escuchar como llora Ema, esperar que Sofi traiga al pollo de goma y mirar los ojos de Rochi; Mirar como me miran. Y entenderlo todo.  

03. Tu cama es el mejor lugar donde dormir sin ropa. 


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